Hoy quiero hablaros de uno de esos seres irrepetibles capaces de hacernos soñar y de elevarnos alto, muy alto, tras esos sueños: Mikhail Baryshnikov. Es, posiblemente, uno de los mejores bailarines de la historia. Formado en el ballet clásico, lo dejó todo para buscarse a sí mismo en la danza contemporánea. ¿Recordáis la escena de la película “White Nights” (Noches de Sol), en la que él baila “Horses”, la desgarrada canción de Vladimir Vissotsky en un impresionate Kirov vacío, estando sólo frente a su antigua novia (una Helen Mirren extraordinaria, como siempre), intentando hacerle comprender lo que puede llegar a sentir al bailar en libertad, la irrefrenable necesidad que él tiene de ser libre? Su baile es poesía, la poesía de la danza en libertad…
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